jueves, 1 de enero de 2009

XXIX San Silvestre Vicalvareña


20081231, Vicálvaro (Madrid)

Para salirnos de la norma, en vez de hacer la San Silvestre Vallecana, ayer hice la Vicalvareña: 800 participantes como máximo, 3 euros de inscripción, 8500 mts., bolsa del corredor (que incluía mochila, camiseta molona y bolsa del super con varios productos), carrera por la mañana, aparcar el coche en la puerta del polideportivo,… Está claro que todo eran ventajas comparando ambas pruebas. Así que nada, a corretear por Vicálvaro en la mañana de San Silvestre.

En las pruebas de los pequeños (hasta cadete) hubo de todo: la chica alevín ganó incluso a los chicos, en cadetes uno hizo trampas y apareció de la nada para hacerse con la victoria, y las niñas iban de lo más mono que he visto nunca: braguitas, mini-top, pintaditas, eso sí, calcetines hasta las rodillas… Ainss ¡lo que hace la moda y el paso de los años! (yo en mis tiempos forradita de ropa no fuese a resfriar). Menos mal que con la edad nos hacemos sensatas y todas las de mi prueba íbamos bien con mallas largas, bien con buenas camisetas y por supuesto nada de enseñar la tripa (bueno claro, los tipos tampoco son los mismos y los nuestros están más amichelinados).

En fin, una mañana fresquita para soltar un poco las piernas, ver a los que corren por el barrio (mira tú por donde que han hecho hasta un club) y estar con dos amigos de la época del cole (compi y profe) una mañanita de miércoles, especialmente con América (sí porque al señor Lucas casi le mato de lo brasas y cansino que es ¡nunca mais correr cor él!).

Lo que he sacado en claro de esta prueba: (1) no tomes cola-cao con napolitana antes de la prueba so pena de morirte en la primera vuelta por el estómago haciendo malabares, (2) los amigos para animarte desde la acera (como mi papi que sigo pensando que corrió como un condenado para llegar a la meta antes que nosotros aunque él diga que fue por un atajo); para correr, mejor sola que así vas a tu ritmo y no te tocan los cojones, y (3) buff, necesito más entrenamiento, aunque al menos las piernas casi hasta me respetaron.

Ahora ya, a prepararme para la siguiente. ¿Cuándo? Sorpresa, sorpresa…



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