viernes, 17 de abril de 2015

Autosabotaje

Tanto mi chico como yo pensábamos que en esta segunda ocasión nos habíamos quedado embarazados. Mi ciclo menstrual tiene una frecuencia de 28 días y no falla desde hace más de 10 años, al menos no lo había hecho hasta el pasado martes cuando se retrasó 6 días.

Nosotros ilusionados comprándonos test de embarazo a ver si salía la rayita “+” en la franja de control, y venga a obtener un resultado negativo. Seguíamos ilusionados pensando que lo mismo era demasiado pronto para que el test reconociese la hormona HCG en la orina y que seguro iba a salir un positivo el jueves cuando fuese a hacerme una prueba de sangre (tenía el médico de cabecera el miércoles).

Pero no, el martes por la mañana, las pequeñas manchas marrones que nosotros creíamos que eran manchas de implantación se tornaron rojas y con ello, la rojilla. Nada, habrá que intentarlo otra vez, a ver si en el siguiente ciclo, aunque ahora con ese desajuste hormonal con un ciclo de 34 días, a saber cuándo narices ovulo ahora…

Pensando en lo ocurrido, he sacado dos conclusiones de la situación y no sé a cuál aferrarme ya que mientras la primera puede parecer la más probable a ojos de todo el mundo, personalmente creo que la cierta es la segunda. Tampoco quiero comerme mucho la cabeza con cuál es la buena, pero la verdad es que si es por la segunda, tengo un problema serio:

  • En febrero hice el maratón de Sevilla. Aunque esta vez la carrera me fue muy bien y no noté grandes esfuerzos en mi cuerpo, una maratón es una maratón, y dado que no corro habitualmente 42km, seguro que de alguna manera le ha pasado factura a mi ciclo hormonal. No es la primera vez que tras una maratón tengo un desajuste hormonal y es posible que este desajuste haya hecho que mi ovulación se haya retrasado, por lo que mi chico y yo no hicimos los deberes en los días adecuados y de ahí que en ningún momento estuviese embarazada.

  • No tuve un desajuste hormonal. Mi subconsciente ha precipitado la menstruación porque no quiere que mi consciente tenga que volver a pasar por un embarazo en el que me sienta estresada y perseguida por las atenciones excesivas de la familia. Le ha mandado mensajes de “sal de aquí antes de que sea tarde” y de ahí que mi cuerpo mandase a la rojilla como servicio de limpieza.