Tras 22 años de convivencia, Tuga, la última de las tortugas (galápago de orejas rojas) que me quedaba se murió el sábado por la mañana. La verdad es que al menos su muerte ha sido rápida (en dos días y medio). Supongo que el hecho de que no hubiese comido desde el año pasado (este tipo de tortugas, o al menos las mías siempre han hibernado) ha hecho que estuviese debilucha y que no pudiese luchar contra lo que tuviese (yo voto porque tenía neumonía como le pasó a Pequeña).
Este tipo de animales no suele gustar mucho como mascota porque, la verdad todo sea dicho, no es que sean ni muy alegres ni que interaccionen mucho con los seres humanos (sólo cuando en verano tenían hambre y te miraban como si fueses parte de su menú). Sin embargo a mi me encantan los reptiles y mi tortu (es que Tuga era mi favorita) siempre me ha parecido encantadora con su eterna sonrisa y su carácter.
Encima como la he visto crecer (tuvimos que cambiar tres veces de tortuguera porque se ponía de pie, alcanzaba el borde y se iba de excursión), mejorar sus gustos gastronómicos (de las gambitas secas que te venden en la tienda y sólo sirven para deformar caparazones al jamón de york y de ahí al pollo y los boquerones (y simpre frescos, oiga), y pasar muchas enfermedades (al final no tuvo demasiadas deformidades en el caparazón, superó la típica avitaminosis (cuando se les ponen los ojos como pelotas de ping-pong), la otitis (a pincharla y rajarla para quitarle las bolas de pus de las orejas), el no coger la neumonía de su hermana, la muerte de sus hermanas (Tor (duró poco, la verdad), Grande (que al final que se quedó pequeña) y Pequeña (que fue su última compi de tortuguera))), la verdad es que al final (y al principio) se le toma cariño (que han sido 22 años…)
Así que esta entrada de blog he querido que sea un recuerdo para mi mascota de todos estos años que me ha acompañado siempre a la hora de dormir, en su tortuguera al ladito de la cama, que se ha ido de vacaciones como uno más de la familia, que ha viajado en transporte público (es que el médico lo tenía en la Facultad de Veterinaria), y que me ha visto crecer, superar depresiones, alcanzar metas e incluso mudarme de casa.
¡Hasta la vista, Tugui! Siempre tendrás un espacio en mi corazón. Ahora, a disfrutar del cielo de tortugas con tus hermanas de tortuguera.
Este tipo de animales no suele gustar mucho como mascota porque, la verdad todo sea dicho, no es que sean ni muy alegres ni que interaccionen mucho con los seres humanos (sólo cuando en verano tenían hambre y te miraban como si fueses parte de su menú). Sin embargo a mi me encantan los reptiles y mi tortu (es que Tuga era mi favorita) siempre me ha parecido encantadora con su eterna sonrisa y su carácter.
Encima como la he visto crecer (tuvimos que cambiar tres veces de tortuguera porque se ponía de pie, alcanzaba el borde y se iba de excursión), mejorar sus gustos gastronómicos (de las gambitas secas que te venden en la tienda y sólo sirven para deformar caparazones al jamón de york y de ahí al pollo y los boquerones (y simpre frescos, oiga), y pasar muchas enfermedades (al final no tuvo demasiadas deformidades en el caparazón, superó la típica avitaminosis (cuando se les ponen los ojos como pelotas de ping-pong), la otitis (a pincharla y rajarla para quitarle las bolas de pus de las orejas), el no coger la neumonía de su hermana, la muerte de sus hermanas (Tor (duró poco, la verdad), Grande (que al final que se quedó pequeña) y Pequeña (que fue su última compi de tortuguera))), la verdad es que al final (y al principio) se le toma cariño (que han sido 22 años…)
Así que esta entrada de blog he querido que sea un recuerdo para mi mascota de todos estos años que me ha acompañado siempre a la hora de dormir, en su tortuguera al ladito de la cama, que se ha ido de vacaciones como uno más de la familia, que ha viajado en transporte público (es que el médico lo tenía en la Facultad de Veterinaria), y que me ha visto crecer, superar depresiones, alcanzar metas e incluso mudarme de casa.
¡Hasta la vista, Tugui! Siempre tendrás un espacio en mi corazón. Ahora, a disfrutar del cielo de tortugas con tus hermanas de tortuguera.