Ya ha llegado la fecha de mi retorno a casa, sí sí como el del comercial de "El Almendro". La verdad es que todavía no he tomado conciencia de que me voy de Santiago, supongo que lo haré cuando esté en el aeropuerto comprando "pisco sauer", camisetas y otros souvenirs que me permitan tener un recuerdo tangible de que estuve por aquí.La verdad es que me lo he pasado muy bien por estos lares y la gente de por aquí me ha ayudado a no acordarme tanto de lo lejos que estaban mi casa y los míos. De este país me quedo con sus impresionantes montañas, su naturaleza (en otra ocasión vendré de vacaciones a conocer alguna de las partes de este vasto territorio -Torres del Paine, esperadme), su forma de hablar (incorporo unas cuantas palabras palabras nuevas a mi vocabulario: altiro, huevón, cachar, pescar, chelas, funcar, fome,...) y por qué no, una forma nueva de utilizar las terrazas de las casas ya que no son el típico lugar para dejar todos los trastos que ya no te sirven, sino para reunir a los amigos en torno a una barbacoa y unas cuantas chelas fresquitas.
Voy a echar de menos este país y a su gente (bueno también a los que no son chilenos que están también trabajando por aquí y con los que también he compartido mi estancia), tanto, que me voy de aquí siendo un poco chilena (sí, de hecho no voy a salir del país como turista sino como chilena porque me están tramitando la cédula de identificación chilena al haberme concedido la visa de trabajo por un año). Me llevo unas cuantas recetas, unas cuantas fotos y la sensación de haber conocido una nueva cultura tan parecida y al mismo tiempo tan distinta a la mía.
¡Hasta la próxima, Chile!
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