domingo, 10 de junio de 2007

Mis primeros días en Santiago de Chile

Lo primero que me llamó la atención de Santiago es la cantidad de perros abandonados que pueden encontrarse por las calles. Casi siempre los encuentras tumbados al sol buscando un poco de calor ya que por estos lares estamos yendo hacia el invierno. Por las noches literalmente atacan los contenedores de la calle con lo que se puede ver un montón de basura desparramada, lo cual contrasta mucho con la limpieza que hay durante el día .

El metro me ha gustado mucho porque las estaciones son muy amplias y modernas. Me ha hecho gracia que te indican que vayas por la derecha para no entorpecer el tráfico y que no intentes entrar en el metro cuando se están cerrando las puertas (debe ser para la hora punta). El precio del metro varía dependiendo de la hora de manera que oscila entre los 380 pesos de la hora valle y los 420 pesos de la hora punta (57 y 63 céntimos de euro respectivamente) . Me he comprado una tarjeta recargable, que no es que te salga más barato el viaje, pero al menos no tienes que estar comprando tickets cada vez que quieras viajar.

El centro no tiene mucho que ver. Digamos que está el Palacio de Gobierno, la Plaza de Armas, donde hay muchos bancos para sentarte y las dos calles "peatonales" que llegan a la misma, donde hay bastantes comercios y "tops-manta" (que venden principalmente guantes y gorros para el invierno). En estas calles los comercios se distribuyen en función del negocio, es decir que primero te encuentras todas las ópticas, después todas las zapaterías de mujer, las tiendas de lana... curioso. Otra cosa que me ha parecido curiosa es que hay altavoces por los que suena la música como si estuvieses en un gran centro comercial al aire libre. Los Corte Inglés de por aquí serían dos tiendas llamadas Ripley y Falabella (o algo por el estilo).

La gente de por aquí realmente habla otro idioma. Las expresiones más utilizadas son la de "al tiro" para decir enseguida y "ya pó" para asentir o indicar que te entienden lo que les dices. En ningún caso se utiliza la palabra "pico" (para ellos es pene) y la hora también se dice parecido al alemán, es decir dicen "quedan cinco minutos para las siete" para decir las siete menos cinco.

En cuanto salgo a la calle se nota enseguida que no soy de por aquí, principalmente porque no hay nadie con ojos azules. Por una vez en mi vida soy más alta que la mayoría de las mujeres y de altura semejante a los hombres. Además mi forma de vestir tampoco es la que se lleva por aquí, aunque al menos por aquí parece que no ha llegado todavía la moda de las microminifaldas. Respecto al chileno tipo, existen dos: los tirando a europeos y los tirando a mapuches. A los primeros los verás más por las zonas "nobles" (Vitacura, Las Condes) y los Malls de los extrarradios del noreste. A los segundos los verás más por el centro. Por cierto que hay muchos góticos, heavies y punks-alternativos por Santiago. Lo que he visto poco, por no decir nada, son chicas con el pelo corto.

Para finalizar, comentar que lo que me ha impresionado, son los Andes. Se sitúan detrás de Santiago y son visibles, siempre que la contaminación te lo permita. Lo malo es que todavía no tienen mucha nieve ya que al parecer hay sequía y no ha nevado (se supone que la temporada de esquí ya debería haber empezado). El río Mapocho tampoco está muy crecido todavía, así que tendré que esperar a que nieve para ver cómo se inundan partes de la ciudad a causa del mismo.

2 comentarios:

Morrigan dijo...

Hola, preciosa.
Enhorabuena:por fin estrenas blog! Ya era hora. Me ha gustado tu reportaje sobre Santiago. Me siento como Dudo con las postales de tío Matt!!!

Rydwlf dijo...

Besos de otro Dudo :)

Sigue escribiendo, and troll on!
R.