lunes, 11 de junio de 2007

Dos años ya...

Hace dos años (11 de junio 2005) que me dejaron y a veces pienso que todavía no lo he superado. Prueba de ello es que estoy escribiendo ésto cuando quizá no debiese hacerlo porque no es bueno para mi autoestima. Pero bueno, al menos fui capaz de no caer en una depresión parecida a la que tuve a los quince años, y fue gracias a que me dije a mí misma que no iba a dejarme caer como entonces (lo que hacen los años y la experiencia, oye, porque mira que lo pasé mal entonces).
Los primeros tiempos (meses y meses) fueron malos, muy malos, sobretodo porque no entendía que no quisiera darme la posibilidad de intentar arreglarlo. Fue tajante y sin posibilidad de reacción a pesar de mis esfuerzos. Me quería fuera y ya está. Me dolió mucho (más bien me rompió el corazón) porque yo pensaba que mi vida sentimental estaba solucionada. Para mí era mi media naranja, mi mejor amigo, la persona con quien quería pasar el resto de mis días, formar una familia, vivir juntos en "nuestra" casa... Durante nuestra relación, a pesar de no poder estar mucho tiempo con él, no me importaba porque creía que cuando su trabajo se normalizase empezaríamos a hacer más cosas en común. No sé, yo ya había encontrado a la persona de mi vida y estaba dispuesta a esperar lo necesario porque para mí valía la pena. Y de repente me encontré con un portazo en la cara y se cayeron todos mis sueños y el mayor problema es que ni siquiera sabía cómo comenzar a recoger mis pedazos: me dejó totalmente fuera de juego.
¡Y mira que me costó recoger los pedazos! El problema no era recogerlos sino pegarlos y colocarlos en su posición correcta para volver a sonreir. Menos mal que tenía a mi hermana y a mi cuñado que estuvieron todo el rato conmigo y me pegaban en la cabeza cada vez que se entristecía mi mirada. En estos tiempos lo duro era dejar pensar en él, de querer seguir compartiendo todos los momentos con él y el tratar de entender por qué me dejó y qué es lo que hice tan mal que le llevó a dejarme. También fue duro cuando él empezó a hacer todas las cosas que le decíamos que tenía que hacer para no estar tan presionado por el trabajo: cambió de trabajo, empezó a descansar los fines de semana, hacer cosas con sus amigos, e incluso se compró una casa. Parece que fuese yo quien le impidiese hacer todo eso y el dejarme la excusa perfecta para empezar a planificar su vida de otra manera.
Pero bueno, el tiempo fue transcurriendo y no fue hasta un año más tarde que mi herida profunda no empezó a cerrarse. Desde entonces fui cogiendo más confianza en mí misma y dejé de querer compartir todos mis momentos con él. Le echaba de menos pero al menos no lloraba cada vez que pensaba en él. Me di cuenta de que los momentos son para quienes quieran compartirlos conmigo. Así que desde entonces intento sobrellevar mi soledad compartiendo mi vida con quien quiera estar en ella: mis padres, mi hermana, Rocío... La verdad es que estar desterrada en Suecia y luego mis vacaciones en Venecia también me ayudaron a aprender a estar sola: volver a ir al cine, irme de excursión a un sitio remoto sola a pesar de que cuando llegas siempre te dices "pero qué coño hago yo aquí", irme de conciertos...
Ahora la verdad es que ni siquiera me planteo tener una relación y no es porque no quiera, sino porque siempre he pensado que mi pareja tendría que ser mi amigo y ya que no tengo amigos, no creo que sea fácil tener novio. Además creo que si antes tenía las barreras altas respecto a las relaciones sociales (soy un poco asocial), desde que me dejaron ni te cuento. A veces sigo pensando en él, sobretodo cuando voy por un parque y veo a las parejas cogidas de la mano y me dan envidia porque yo también era así de feliz cuando estaba con él y quisiera volver a tener al alguien a mi lado que me cogiese de la mano, me diera besos y quisiera estar conmigo tal y como soy y que con eso le bastase.
Sólo espero que algún día vuelva a tener a alguien a mi lado que me quiera. Porque otra cosa no será, pero cuando amo a alguien lo amo con todo el corazón y sin reservarme nada. Quizá por eso acabé tan destrozada y por eso me protejo ahora tanto. Pero bueno, mientras llega mi "príncipe azul" disfrutaré de mi vida con mi entorno familiar que me han demostrado que por ellos sí que vale vivir y volver a ser feliz. Así que no quiero terminar sin agradecerles que hayan estado conmigo en todo este proceso de renacimiento: papis, abuela, Schwester, cuñaooo: MUCHAS GRACIAS

1 comentario:

Morrigan dijo...

Jo, qué valiente eres escribiendo algo tan íntimo!
Me alegra que lo hayas superado, aunque sea en parte, porque creo que todavía te quedan por superar las secuelas. Ten ánimo porque nunca se sabe qué puede ocurrir en esta vida.
Yo siempre voy a estar a tu lado, ya lo sabes.

Muchos besos. Se te echa de menos por estos lares.