lunes, 3 de diciembre de 2007

Los intermintentes no vienen de serie en los coches napolitanos…

Esa ha sido la primera idea que me ha venido cuando he visto cómo conducen por aquí. Bueno, esa y la de que no sé para que están las rayas que separan los carriles si nadie las respeta.

La verdad que en estos tres días de conducción creo haberme adaptado bastante bien a la forma autóctona de conducir, porque vamos, no había hecho tantas burradas con el coche desde cuando suspendí la primera vez en el práctico que al entrar donde tráfico se me paró el delante y yo aparqué detrás sin que me lo hubiese dicho el examinador, sin poner los intermitentes y sin avisar.

Pero bueno, no dice el dicho “¿Adaptarse o morir?”. Pues eso. Mi primera “burrada” ha sido para poder aparcar el hotel, porque al cabroncete no se le ocurre estar más que en la esquina de una calle de una sola dirección a la que no se puede llegar si has cogido el túnel para llegar a la zona. Solución: llegas a la esquina, haces como que aparcas en doble fila, esperas a que no venga nadie por la calle y… hala, marcha atrás hasta la puerta. Otra “burrada” ha sido al pagar en la autopista ya que como estábamos con la huelga el hombre ha decidido cerrar el chiringuito y claro he tenido que cambiar de zona de pago, con lo que sintiéndolo mucho, en el hueco que he encontrado me he metido a la derecha y sin dejar que el que iba por su carril pasase antes que yo (bueno sin contar que antes he tenido que esquivar los carriles de tele-peaje y pagar con tarjeta porque estaban directamente en el carril que decía que iba al aeropuerto y era en el que yo me encontraba). Y ya la “burrada” final (bueno seguro que he hecho más) has sido la de desviarme al aeropuerto, porque vamos el cartel diciendo que el carril del medio es el que te lleva para allá y cuando te sitúas en el mismo te encuentras con que a cincuenta metros surge de la nada la salida que tienes que tomar y o te metes delante del audi que va por ese carril o a saber dónde acabas. Así que, hala intermitente a la derecha, y para allá que voy.

Pero bueno, para que veáis que aporto culturilla general, aquí presento las once normas básicas para conducir por la zona (bueno todavía me falta entrar en Nápoles capital que eso debe ser terrorífico con lo que la lista podría ampliarse):

1) Los intermitentes son una pérdida de tiempo. No señalices, métete y punto.
2) Hagamos lo que hagamos, utilicemos el claxon para protestar por todo.
3) Los “stops” son realmente “cedas”.
4) Si ves un hueco, a por él, que seguro que cabe el coche.
5) Si te has confundido en la salida, no pasa nada, párate y da marcha atrás hasta que hayas alcanzado tu objetivo.
6) Si ves que el de delante tiene el intermitente de giro, aprovecha que te cubre para hacerle un interior y colarte, porque si podemos hacer el giro al mismo tiempo dos, ¿por qué hacerlo de uno en uno?
7) Hay que tener dos coches: el pequeño y cutre para conducir por la ciudad, y el grande y molón para lucirte por otras zonas.
8) Las líneas de separación entre carriles no quieren decir nada, se conduce por donde mejor te venga y punto.
9) Para adelantar (bueno lo de no poner los intermitentes es obvio), hagámoslo en plan fórmula uno, es decir salimos del rebufo, pasamos pegaditos y hala, de golpe recuperamos el carril.
10) ¡A ver que en las intersecciones sólo se puede estar un segundo parado! Si estás más tiempo, estás molestando al de atrás, con lo que te vas a llevar la pitada del siglo.
11) Los pasos de cebra existen, pero sólo son decoraciones de la calzada para que quede más bonita, no implica que tengas que parar si ves a un peatón.

2 comentarios:

Dave The Rake Goldman (bad to the bone) dijo...

Bueno, no parece tan diferente con respecto a Madrid, ¿no? Vamos, que me resulta fanmiliar lo de la pitada al nanosegundo de abrirse el semáforo, lo de meter primero el coche y dar después al intermitente ¿si es que se dignan a ello), aprovechar que viene uno adelantanto y aprovechar que te cubre el hueco... vamos, que al final si que va a resultar que los italianos y los españoles somos iguales.

Desde luego que mola leer las cosas que cuentas, es un documento sociológico realmente interesante ;)

Morrigan dijo...

Certifico lo de Nápoles. ¡Es un infierno (es cosa de la tierra, jaja)! En comparación, en Madrid somos unos corderitos al volante. Según el taxista que me llevó al aeropuerto (que hablaba algo de español)conducir en Nápoles se trata de ser más listo que el otro.
Eso los coches, porque lo de las scooters por el centro de Nápoles es de juzgado de guardia. ¡Qué habilidad para pirular sin atropellar!