Excursión en Canencia

Como últimamente está pasando en mi vida, he vuelto a hacer algo que no hacía desde hace mucho tiempo: escribir en el blog y subir a la sierra.

Pero bueno, centrémonos en el segundo, reencontrarme con la montaña (bueno vale, en plan dominguero, pero al menos he ido para allá). Mi idea inicial era irme bien a Navacerrada a subir a la Bola del Mundo andando, bien irme a Canencia a pasear por el valle. Pero como al final se han apuntado mis padres (hacía más de ocho años que no subían a la sierra), todo se ha quedado en un pequeño paseíllo por el valle de Canencia ya que mi padre no da para mucho más.

La verdad es que no ha estado nada mal. Hemos llegado a Canencia, hemos bajado al valle (se tarda cinco minutos) y de ahí nos hemos ido directamente al riachuelo a ver las ranitas. Como siempre, en cuanto hemos llegado se han callado y han desaparecido, pero en cuanto nos hemos sentado y nos hemos quedado quietecitos han empezado a asomar su cabecita y a croar. Al final un recital de unas veinte ranas croando todas a la vez.

Luego ya vuelta a casa (Lorenzo también le pegaba, así que no era conveniente que me quemase más) ya que mis padres habían quedado a comer con Elsa a la una (mi padre es un poco maniático de los horarios y si llegamos más tarde se pone todo nerviosito lo cual no le va nada bien para su tripota) .

En resumen, una mini-excursión a Canencia para volver a ver que el verde existe de forma natural (no sólo porque se rieguen los parques) y para que me entren ganas de repetir la experiencia. La próxima: ir andando desde el puerto de Canencia al de la Morcuera (8km. de paseo).