miércoles, 1 de octubre de 2014

Soy adicta...

Para mucha gente puede ser simplemente un refresco, pero para mí es un problema de adicción. Sí, soy adicta a la coca-cola:

  • Si no la tomo tengo síndrome de abstinencia durante al menos dos semanas.
  • Cuando la tomo el cuerpo me pide más.
  • Como mínimo tomo una al día, pero esta cifra aumenta exponencialmente con estados anímicos de estrés, nerviosismo o aburrimiento.
  • La tengo asociada a diversos momentos del día como algo necesario: desayuno, media mañana, después de comer... Siempre fría.
  • Tras un periodo de abstinencia, tomarme una implica recaer, volver a beberla diariamente si poder parar.

Me gustaría poder dejarla y algún día tomarme una sin preocupación de recaer. Pero en mi caso no es posible. Soy de las adictas que una vez dejada no deberían  volver a probarla nunca si no quieren volver a caer. Y por eso me cuesta dejarla… porque no quiero no volver a probarla.


Sé que no tiene nada de bueno: me hace engordar, me dispara los niveles de azúcar en el cuerpo, pone en riesgo mi páncreas haciendo que evolucione hacia una diabetes, es empalagosa cuando está caliente… Pero no puedo desengancharme de ella.

Tengo que hacer el firme propósito de dejarla, definitivamente, porque sólo tengo un cuerpo y tengo que cuidarlo… Además mi peque no hace más que verme con una lata en la mano y yo creo que me está asociando con ella y no es bueno porque no quiero que él tenga esta adicción.

Así que va a ser hoy, 1 de octubre de 2014, en cuanto me acabe la que estoy tomándome ahora mismo, hoy voy a dejar la coca-cola. El camino va a ser duro, ya lo estoy imaginando. Lo peor va a ser en el curro donde tengo acceso directo a las máquinas expendedoras y donde mis niveles de estrés-aburrimiento se disparan. Pero tengo que conseguirlo, por mi peque, por mí…

¿Podré? Veremos…

1 comentario:

Elena Martín dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.