Para mucha gente puede ser
simplemente un refresco, pero para mí es un problema de adicción. Sí, soy adicta a la coca-cola:
- Si no la tomo tengo síndrome de abstinencia durante al menos dos semanas.
- Cuando la tomo el cuerpo me pide más.
- Como mínimo tomo una al día, pero esta cifra aumenta exponencialmente con estados anímicos de estrés, nerviosismo o aburrimiento.
- La tengo asociada a diversos momentos del día como algo necesario: desayuno, media mañana, después de comer... Siempre fría.
- Tras un periodo de abstinencia, tomarme una implica recaer, volver a beberla diariamente si poder parar.
Me gustaría poder dejarla y algún día tomarme una sin preocupación de recaer. Pero en mi caso no es posible. Soy de las adictas que una vez dejada no deberían volver a probarla nunca si no quieren volver a caer. Y por eso me cuesta dejarla… porque no quiero no volver a probarla.
Así que va a ser hoy, 1 de octubre
de 2014, en cuanto me acabe la que estoy tomándome ahora mismo, hoy voy a dejar
la coca-cola. El camino va a ser duro, ya lo estoy imaginando. Lo peor va a ser
en el curro donde tengo acceso directo a las máquinas expendedoras y donde mis
niveles de estrés-aburrimiento se disparan. Pero tengo que conseguirlo, por mi
peque, por mí…
¿Podré? Veremos…
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