domingo, 28 de marzo de 2010

Pero qué coño hago aquí...

Pues anda que no repito veces esta frase a lo largo del día. Es lo malo de irte de viaje sola. Los viajes no se deberían hacer solo porque lo que mola es compartir la experiencia con alguien. Pero bueno, siempre es mejor hacerlos sola que no hacerlos, ¿no?

Cuando viajas solo y sobre todo si no tienes facilidad para hacer amigos (bueno que además no vas a ir inmiscuyéndote en los viajes de otros), te pasas el día pateando la ciudad y disfrutando de ella (que eso no te lo niego a nadie), pero al final echas de menos poder hacerte una foto con alguien, cenar en compañía, reirte, y sobre todo hablar.

Eso sí, viajar solo te enseña a ser hedonista, porque o te das los caprichos a ti mismo o medirás a quien se los das. Así que que empiezas a comprar ropa de recuerdo en exceso o vas a sitios a los que no tenías pensado ir (claro al fin y al cabo se puede ser de lo más espontáneo ya que no tienes que contar con nadie).

En fin, que ahora que se acaba de terminar la carga de la batería de la cámara me piro al Empire State para hacer fotos de New York de día y luego subiré al Rockefeller para hacerlas de noche (hala la pasta que se me va a lo tonto)

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